Isaac Asimov fue un escritor de origen ruso (1919 – 1992), nacionalizado estadounidense, conocido por ser un prolífico autor de obras de ciencia ficción, historia y divulgación científica. Asimov, así mismo, tenía un dilatado conocimiento sobre las ciencias naturales en todo su conjunto. La obra más famosa de Asimov es la Saga de la Fundación, también conocida como Trilogía o Ciclo de Trántor, que forma parte de la serie del Imperio Galáctico y que más tarde combinó con su otra gran serie sobre los robots. También escribió obras de misterio y fantasía, así como una gran cantidad de textos de no ficción. En total, firmó más de 500 volúmenes y unas 9000 cartas o postales. Sus trabajos han sido publicados en 9 de las 10 categorías del Sistema Dewey de clasificación. Wikipedia
Interesante análisis de Charles Chu sobre de la actividad bibliografía de Isaac Asimov, a partir de su biografía “It’s been a good life”, y todo lo que podemos aprender de ello.
Para conseguir el ritmo de escritura que publicó durante su vida, ¡es como si estuviera escribiendo una novela completa cada dos semanas… durante 25 años! Chu destaca los siguientes 6 elementos:
1. Aprendizaje a lo largo de la vida
Asimov no era solamente un escritor de ciencia ficción, tenía un PhD en química, escribía sobre física, sobre historia antigua y hasta tiene un libro sobre la Biblia. El proceso de formación de Asimov no acabó al graduarse, y de forma muy rigurosa y metódica tenía un programa de auto-educación continuo. “Para tener buenas ideas también debemos consumir buenas ideas. El título no es el final, es sólo el principio”. Y creo que una de las principales debilidades de la mayoría de carreras actuales, es que no te preparan para ser capaz de seguir aprendiendo a lo largo de la vida, se centran básicamente en transmitir un conocimiento y a veces unas habilidades concretas, para desarrollar unas tareas profesionales concretas.
Asimov leía muchísimo y de temas muy diversos, sin ninguna guía ni orientación, lo que le llevó a generar interés por un amplio espectro de temas. Este era su consejo: “lee ampliamente, sigue tu curiosidad y nunca dejes de invertir en tu mismo”.
2. No luches al quedar atascado
Como la mayoría de persones, Asimow también se atascaba escribiendo sus novelas. Quedar atascado es normal; lo que importa es como reaccionamos a esta situación, lo que separa a un profesional de un amateur. Asimov no dejaba que esto le parara, y desarrolló su propia estrategia.
“Yo no me quedo fijamente mirando la hoja en blanco, simplemente me voy a otro de la docena de proyectos que tengo en marcha, y después vuelvo a esta de forma natural con espacio para nuevas ideas”.
3. Ser consciente de las resistencias.
Todas las personas creativas saben que se encontraran con ojos críticos y/o rechazo en algún momento. Este miedo, puede llegar a ser el peor enemigo del creativo.
“Cualquier autor se enfrente a inseguridades mientras escribe, está en constante insatisfacción dudando si lo podría haber hecho mejor, expresado de otra forma, etc.”
El miedo al rechazo nos convierte en perfeccionistas, pero el perfeccionismo es solo una coraza, donde nos protegemos en momentos difíciles y nos proporciona una sensación de seguridad, falsa seguridad. Pero la verdad es que todos tenemos ideas y la diferencia con Asimov es que la mayoría de nosotros las rechazamos antes de darles una oportunidad.
4. Rebaja tus estándares
Asimov estaba radicalmente en contra de la perfección. Decía que intentar hacerlo todo bien a la primera es un gran error. En cambio, él hacía primero lo básico. “Como un artista hace un esquema mental claro de la composición, los colores, el equilibrio y después el resto. A partir de ahí ya podrás pensar en los aspectos más concretos”.
El autor tiene que ser el primero en creer en la calidad de su trabajo, y estar enamorado de él. No significa que tengas que hacer lo mejor del mundo cada vez, pero la verdadera confianza consiste en ir más allá de los límites, equivocarse y tener la fuerza de empezar de nuevo.
5. Hacer más cosas
Curiosamente, Asimov también recomendaba hacer más cosas como cura del perfeccionismo. Si tienes nuevos proyectos continuamente en marcha, cuando terminas uno no hay tiempo para preocuparse de que podrías haber hecho diferente, de dudar, etc.
6. El quid de la cuestión
Un escritor amigo de Asimov le preguntó de dónde sacaba sus ideas, y él le contestó “pensando, pensando y pensando hasta que estaba a punto de matarme. ¿Crees que es fácil tener buenas ideas?”. Muchas de sus noches las pasaba solo, pensando.
Y si volvemos al punto 1, al hecho que leía muchísimo, creo que es una de las bases para que este tiempo de estar solo y pensar, le permitía hacer conexiones entre diferentes inspiraciones y otras ideas leídas.
Si quieres seguir disfrutando un poco más de la sabiduría de este autor, te recomiendo el siguiente vídeo “Más ciencia que ficción. Isaac Asimov, viviendo con robots”, de 11 minutos:
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